Blanca de Aragón y Carrillo de Albornoz: la desconocida madre de la reina Fabiola

La marquesa que desde niña vistió de Balenciaga

Blanca de Aragón y Carrillo de Albornoz: la desconocida madre de la reina Fabiola

Piedita Iturbe o el aristocrático origen de la Costa del Sol .Parece que fue ella, la abuela de Blanca, quien empezó a dejar curiosear en su armario al hijo pequeño de una modista de la zona y un pescador.



El chico se llamaba Cristóbal y quedó maravillado ante los extraordinarios vestidos y encajes que colgaban en los guardarropas de tan ilustres señoras.



Un día, le dejaron confeccionar un diseño para un baile y desde entonces, el buen hacer de Cristóbal Balenciaga no hizo más que despegar.



Blanca de Aragón era por entonces una niña que disfrutaba los veranos en el palacete familiar de Aldamar, pero que nunca olvidó aquellas experiencias y siguió, siempre, fiel al modisto al que su madre y abuela habían contribuido a encumbrar.



Tenía tres hermanos, que desempeñarán una interesante carrera como diplomáticos.



.En Madrid, Blanca conoció a Gonzalo de Mora y Fernández, cuarto marqués de Casa Riera y segundo conde de la Mora, con el que contrajo matrimonio en 1916.



Eran los días del reinado de Alfonso XIII, en los que España había conseguido mantener la neutralidad en la Gran Guerra, pero en donde los conflictos sociales, se hacían cada día más preocupantes.



El nuevo matrimonio se estableció en el Palacio de la calle Zurbano y pronto fueron llegando los hijos, siete, tres varones y cuatro niñas, de una familia tradicional a la que educaron en un profundo sentimiento católico.



Fabiola, la menor, nació en 1928. Luisa Gómez-Acebo Varona: el triste olvido de la viuda del inventor del autogiro .La proclamación de la II República el 14 de abril de 1931, hizo que el matrimonio decidiese abandonar el país, pues no podían comprender una España sin rey.



Se instalaron temporalmente en Biarritz y después en París.



Los cruentos años de la guerra civil los pasaron en Suiza.



Las experiencias del exilio sirvieron a sus hijos para manejarse en diferentes lenguas y conocer costumbres europeas distintas a las suyas lo que, aún sin saberlo, sería de vital importancia para el futuro de la joven Fabiola.La familia regresó a España en 1939, ya durante el régimen de Franco.



Dicen que doña Blanca tenía un carácter fuerte y era bastante intransigente.



También que no se entendía del todo con Fabiola, que siempre piadosa y prudente, chocaba con la obstinación de su madre.



En ese tiempo el régimen iba tomando cuerpo y los vástagos de los Mora y Aragón, empezaron a casarse con distinguidos jóvenes de la aristocracia patria que, como los Escrivá de Romaní, Narváez o Lécera, monárquicos, supieron adaptarse a un estado en espera de la soñada restauración dinástica que tanto se resistía.En 1955, en pleno nacional-catolicismo, fallecía el marqués de Casa Riera y doña Blanca se quedaba viuda.



Por entonces Fabiola, aún soltera, decidió independizarse e irse a vivir a un apartamento.



Pese a su aspecto anodino, siempre fue rompedora, pues aquello era poco habitual entre las familias de su posición.Pero la sorpresa llegó cuando en 1960 se hizo público el noviazgo entre la aristócrata española, que ya contaba una edad, y el siempre triste Balduino, rey de los belgas.



La menor de las hijas de doña Blanca iba a convertirse en reina y a protagonizar un fabuloso enlace en la catedral de Bruselas.



El diseñador no podía ser otro que el maestro Cristóbal Balenciaga, que realizó un vestido en satén y visón blanco, que marcó una época.



Doña Blanca llevaba un fabuloso abrigo granate combinado con gargantilla de rubíes.





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